lunes, 26 de marzo de 2012

Ahora lo sé. Jamás debí hacerlo. Nunca debí enamorarme y mucho menos de esa manera, con esas ganas, con ese cariño. No debí sentir lo que sentí hacia ti. Nunca. Esa vez decidí saltarme las reglas, ir a por todas, e ir contigo porque eras la razón más importante de mi existencia, eras mi vida, eras la persona por la que llegué a luchar, a darlo todo y sin embargo, jamás recibí nada. Es por eso que te digo que no es justo que ahora me tenga que quedar a ver como tú te marchas, que tenga que ver como coges la puerta y la traspasas dejándome sola otra vez. Podrías haberme dicho antes que no me querías, que esto para ti era un juego. Podrías, pero no lo hiciste... Preferiste arriesgar conmigo y por lo visto no te serví para nada. Me siento como una estúpida. Esta será la última vez que aguante algo así. Esta es la última vez que me enamoré. Todo lo de antes lo he dicho en pasado, ¿verdad? Pues miento, tú sigues siendo mi presente.

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