domingo, 9 de octubre de 2011


Un café bastante fuerte, 3 de edulcorante y dos vainillas. Sueño que no termina y el traslucir del sol que atrás de la cortina brilla. Mirar en el espejo reflejados mis ojos cansados y sin pintar, señalo con la vista aquel café pronto a terminar y la puerta cerrada.
Camino hacia, tal vez, mi futura prenda puesta y pienso si será la adecuada para el día. Pienso en vos.
No me peino, no te gusta que lo haga, vuelvo hacia el cuarto, apago la radio y termino con desplegar tu perfume favorito en mi cuello.
Salgo contenta, sonrisas me traspasan, quizás una pueda ser la tuya. Vuelvo a pensarte.
La gente despierta, solitarias veredas de un jueves por la mañana. Y en la parada te encuentro, tan lindo y tan serio. Pero no me dices nada, igual yo te miro y sonrojo imaginando tu mirada sobre mí. Planeando que decirte si volteas. Soñando despierta parpadeo una vez más para enfrentarme con la realidad de que para vos no existe un yo en tu mundo. Pero para mí, mi mundo se centra el vos.
Me saludas, yo muero de amor. Te ríes, río con vos. Que lindo es vivir en el mismo universo en que tu vives.

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