miércoles, 12 de octubre de 2011

Y sueños que, tal vez, sean únicos. Una caricia marcando territorio y el propósito de celebrar la unión de un posible amor. Que encierren sus miedos y esparzan la pasión que sin saber los mantiene juntos desde siempre. Que nadie separe lo que la noche unió y que el cielo espere a dar luz. Porque hoy es un cuerpo aunque sean dos y mañana tal vez lo vuelvan a ser. Pero quien sabe si despertaran y ya no estuvieran unidos. Quien les asegura una vida de amor, nadie. Ellos no quieren despertar, ellos quieren vivir en un sueño sin hacerlo realidad. Ellos solo buscan soñar, déjenlos dormir en paz.










Es un instante en el que crees que tu vida se derrumba, y empesas a preguntarte como sería luego de unas horas. La lucidez se escabulle entre recuerdos y penetra el más fiel deseo de volverte loca, para no sufrir. Es donde todo se da vuelta y se dibujan pelotitas en la piel, se transforma el horror en una burla margenada por quien sabe quien. Revives tu vida como fotos que nadie tomó y vuelven a tu mente misteriosos días olvidados en tu inconsciente. Dibujas lágrimas claras en el piso de porcelana manteniéndote como puedes en pie. Y caes en un hueco creyendo tener fuerza pero te das cuenta que no, que ya no hay nada, donde antes era pureza ahora hay dolor. Se ciega tu alma y se escapa de tu cuerpo. Se caen tus sueños al suelo. Se parte tu vida y tu corazón, ya todo perdió la razón.
Pero ves sus ojos que de pronto se abren y te salta el elixir del camino, vuelves a vivir, vuelves a ver y te levantas sin dejarte vencer por una falsa alarma que se llevo tu vida y la trajo como un boomeran gastado y desorbitado que no sabe a donde ir, pero si sabe volver.
















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